En el telediario del mediodia decían que desde Bangladesh llegaba una noticia llena de esperanza, y era que después de 17 días, había aparecido una mujer con vida, e incluso en buen estado de salud. Relativo, buen estado de salud, supongo. Después de más de un millar de muertos, y después de tantos días, esa no me parece una noticia para la esperanza, me parece una historia brutal e incluso milagrosa, y no quiero ni imaginarme lo que han debido ser esos 17 días para la anónima mujer superviviente. Aunque me atrevo a afirmar, que los días en los que trabajaba en ese edificio que ahora es una montaña de escombros con aún muchos cuerpos por recuperar, tampoco debían ser gratos, ni justos, ni dignos.
Cuando la presentadora dijo "nos llega una historia de esperanza desde Bangladesh" pensé, o ilusa de mi, que se refería a otra cosa, esperé atenta una notica que ahondara en que por fin, se iba a erradicar y evitar este tipo de fábricas, este tipo de producción, esta al fin, esclavitud del S.XXI.
No fue así. Y nunca será así, porque nadie pondrá fin a este tipo de cosas. Ningún gobierno, ninguna empresa, ninguna organización dejará de aprovecharse de hombres, mujeres y niños anónimos del tercer mundo. Porque no nos engañemos, esos hombres, esas mujeres y esos niños sólo son cifras a los ojos del primer mundo, no son ni hombres, ni mujeres ni niños, son cifras que permiten que el primer mundo disfrutemos de un consumismo estúpido y alienante.
Y siempre existirá alguna turbia y fraudulenta manera, de que los dueños de todas estas grandes empresas que conquistan Gran Vias y Oxford Streets consigan fabricar sus productos gracias a los esclavos del tercer mundo. Y les dará igual, porque nosotros, los del primer mundo, los compraremos, orgullosos y felices de los barato que nos ha salido, y ahí se verá justificado.
La única historia de esperanza posible en el telediario de este medio día, hubiera sido que nosotros, los consumidores, nos hemos vuelto inteligentes y sensibles, y no sólo se nos han puesto los pelos de punta al ver las imágenes (no tan sorprendentes) de Bangladesh, sino que hemos decidido pasar a la acción con nuestros actos, y hemos decidido castigar a todas estas empresas y hemos decidido no comprarles nada hasta que hagan las cosas que consideremos justas. Porque nos hemos parado a pensar que consideramos digno y que consideramos justo. Y de la misma manera, hemos empezado a premiar a los que así lo hacen.
Si, seguramente no podremos comprarnos abrigos a 30 euros, pero puede que no necesitemos cambiar de abrigo todas las temporadas, especialmente si tu sueldo no llega a los mil euros. Cambiar, reutilizar, segunda mano, aguantarse, saber elegir calidad y estilo. Vaya, como ha sido siempre.
Me repugna que se diga que hay que cuidar a empresas como Inditex que hacen esa cosa tan de moda ahora con la crisis de "marca España". Si esa es la marca España, vaya imagen chusca y deprimente estamos dando. Para mi, la auténtica, la de verdad, la marca España que me gustaría cuidar es esa llena de gente con talento y creatividad que apuesta por producir aquí, por revivir toda esa debilitada industria manufacturera que existía, esas empresas que no buscan estar entre las décimas fortunas mundiales, que se la sopla que digan de ellos que son campechanos y sencillos porque donan millones a Cáritas, pero que si trabajan para crear en equilibrio y vivir de su trabajo de manera digna.
El día del trabajo el blog de La Casita de Wendy, publicaba esta entrada.
Y era algo que también iba a decir, pero ya que lo dicen ellos tan bien, me dejaré de parafrasear y os pongo directamente el enlace.
Las tragedias son terribles, pero si al menos nos sirven para abrir los ojos, esas mas de mil muertes no habrán sido en vano, y la noticia de esa superviviente anónima si estará cargada de esperanza de verdad.
Piensen por favor, hoy en día la democracia nos ha convertido en consumidores, no en votantes. Somos lo que consumimos, somos lo que tiramos, eso somos.
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Señora Blanco Brotons. Totalmente de acuerdo. Y me asaltan muchos comentarios al respecto. Esto puede quedar en una noticia más, con toda la gravedad que conlleva y con el olvido al que está destinada por desgracia. Pero puede sembrar más experanza al milagro del cambio -usando los términos cristianos- En todo caso usted ha recogido en su blog algo que nos atañe a quieres se nos llena la boca de principios, y eso siempre es un rebulsivo. Por supuesto, lo comparto con gran tristeza.
ResponderEliminarFe de errata: revulsivo.
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