12.31.2013

Feliz ¿2014?

     Se acaba 2013, un año que en lo personal, ha resultado ser de lo más insulso; sin hitos a recordar, con momentos felices y otros tantos de desesperada indiferencia, con algún proyecto en modo cargando y con algún otro que parece divisarse tangible. Lo único que ha salvado 2013 del más penoso olvido han sido mis hijas, que le dan destellos de extrema felicidad a la cosa más tonta, al momento más cotidiano. Que son capaces con una frase de convertir la tristeza en carcajada y que llenan mi cuerpo de amor y de ganas.







     Aunque eso, no le pertenece al 2013... lo siento 2013, pero es así.
     En cambio, en un plano más global, 2013 ha sido un año demencial; un año en el que se ha instaurado el abuso, el no escuchar al pueblo, un año en el que se nos ha mostrado más a las claras que nunca todas las miserias de los seres humanos que deciden sobre nuestros derechos, tan logrados y ganados desde hace tiempo. Un año en el que se han tomado decisiones que para favorecer a unos pocos  se nos está jodiendo bien al resto. Un año en el que un plasma ha hablado a unos cuantos periodistas, un año en el que nos han dicho que ni la educación ni la sanidad serán gratuitas para todos y todas, un año en el que la moral católica volverá a decidir sobre cuando podremos o no tener hijos, un año más en el que tener luz y calefacción está camino de ser un lujo, un año en el hemos visto como las princesas roban y como los reyes son capaces de la más grande de las caraduras. En 2013 nos han dicho que no podremos gritar y quejarnos, que no podremos perder el dni, que no podremos grabar a un policía dando una paliza en plena calle; un año en el que cierran bares, mercantilizan y ahogan la cultura, y siguen subiendo el paro y el presupuesto para financiar a los partidos políticos. Un año en el que constatamos que la alcaldesa de Madrid, habla muy mal inglés y eso dio para chascarrillos divertidos y para sufrir una gran gran vergüenza ajena. En 2013 se murió Mandela y los sordos no pudieron enterarse de nada, a excepción quizá, de los celos de Michelle Obama, algo que sólo los ciegos se perdieron. En 2013 también han pasado cosas importantes sobre la independencia de Cataluña, pero la verdad es que de ese tema no me entero de nada, y francamente, me da igual.
      Dejo feliz este año, porque ha sido una mierda. Sólo espero que en 2014 siguamos luchando para que no se consiga nada de lo que han iniciado en 2013. Me niego a dejarle a mis hijas, esos dos únicos destellos de auténtica felicidad, el mundo mojón que este 2013 nos ha mostrado.
 Foto Imagen en Blanco

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