7.09.2012

Cosas bonitas que una tiene

Le tengo poco apego a las cosas materiales, no soy de esas personas que suspiran por unos zapatos determinados, ni por poseer una obra de arte, ni por el último modelo de teléfono o ipad. Mis apuros económicos han apartado de mi mente la pulsión consumista y el hecho de no tener casa propia y haberme tenido que mudar varias veces, ha incrementado mi sentido práctico y el gusto por rodearme de las cosas justas, necesarias y que embellezcan mi vida sin sobrecargarla.
Pero por otro lado soy nostálgica y me cuesta desprenderme de todo aquello que me recuerde a algo. Por eso hago compulsivamente álbumes de fotos y por eso uno de los sitios que recuerdo con más felicidad, era visitar el caserón de mi abuela en su pueblo perdido de Alicante, y rebuscar entre los viejos cajones para encontrar los vestidos de mi bisabuela, las sábanas con iniciales bordadas del algodón más alucinante, las camas de lana, todo tipo de juguetes antiguos... Entre todos esos objetos había uno que me sobrecogía, que solo mirarlo te metía en un túnel del tiempo, y sentar a mis hijas en ella me hacía sentir un escalofrío. Este:

Esta trona la fabricó mi bisabuelo para mi abuela, Teresa, la primogénita de sus hijas. Corría el año 1913. Después de ella vinieron sus 2 hermanas, acontenció la guerra, y la trona siguió ahí, para en los años de postguerra dar de comer a mi tia, a mi tio, a mi madre y la pequeña de sus hermanas, esta ya, no tanto en postguerra, más en los esperanzadores años 60. Después vinieron mis primas, mis primos, mis hermanos y yo. Y a mi me sucedieron más primos, ya en los años 80. En los noventa y los dosmiles se han apoyado los culitos de todos los niños de las últimas generaciones de mi familia materna, los hijos de mis primas, de mi hermano y Manuela. Y por último, Rita, se ha ido a sentar en ella, cuando Teresa, la niña para la que se fabricó, ya no está para verla. Hasta ella, pudo verlos a todos. Uno trás otro, año tras año, todos los veranos los bebés de la familia hemos comido en esta silla roja, que un día de 1913, un padre le fabricó a su primogénita.
Me emociona saber que ahora la custodiaré yo, y serán los culos de los bebés de la familia que ahora creo yo, los que se sentarán en esta trona. Y son este tipo de objetos, estos destinados a perdurar en el tiempo, que no son frutos de moda o campañas de marketing, que embellecen y emocionan los que quiero que rodeen mi vida.


El silloncito es obra de Eva de Cucosbaby, autora también del moisés de Rita, otro de estos objetos que pretendo nos acompañen siempre.

5 comentarios:

  1. wow que linda historia, objetos emotivos y para colmo hermosos! que te dure muchos anos mas.

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  2. Vaya historia mas bonita! Casi me pongo a llorar. Me alegro que encaje bien. La trona es una pasada. Una obra de arte. Mil gracias por contar conmigo para vestirla. Bss. eva

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  3. Qué chulada!! por cierto, salís aquí: http://www.facebook.com/#!/PequeMarket

    ;))

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  4. Preciosa la historia de la trona, se me saltaron las lagrimas al leerla.
    Espero que siga acompañando a futuras generaciones de tu familia.

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  5. NO COMPRES EN CUCOSBABY. Nos ha estafado 250 euros de un moises exclusivo que nunca llegó. Llevo 20 días intentando recuperar mi dinero, pero todo son largas y excusas. No se niega a devolverlo, pero tampoco lo devuelve. Si quereis saber más detalles de nuestro caso, he abierto un hilo contándolo en el foro enfemenino. No recomiendo comprar en cucosbaby.

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