3.08.2014

Sobre piojos y conspiraciones

Permitidme una pequeña salida del guión. Es probable que en esta época del año lo que todos esperáis de este humildísimo blog es información sobre las colecciones que nos van llegando, pero ya que es mío, con todo lo de personal que eso engloba, tengo la imperiosa necesidad de desahogar por aquí un tema, que muy felizmente había sido residual en mi vida, pero que en poco más de dos meses ha pasado a estar presente a diario; en mi mente, en mi vida, en mi cuarto de baño, en mi bolsillo, en mi vista... Sí señores y señoras, los piojos han entrado en mi vida y, por lo que he hablado con otras madres amigas de hijos más mayores, no sé cuando saldrán de ella.

Hace un par de años comencé a recibir folletos informativos a la salida del colegio sobre cómo actuar en caso de detectar piojos o liendres en la cabeza de mi hija, pero entonces aún tenía el problema lejos. Ni lo veía venir si oteaba el horizonte. Poco a poco, las conversaciones sobre piojos empezaron a cobrar fuerza entre mis conocidos; que si pillamos un avión y la niña tenía piojos y por poco no viajamos, que si mi sobrina los pilla todo el rato, que si fulanito ha llegado a casa con liendres, que si a menganito el OTC no le ha hecho efecto... empezaban a ser más frecuentes.


De repente, los emails del grupo de google de los padres de la clase de Manuela empiezan a versar mayoritariamente sobre liendreras, este o aquel producto y remarcan una y otra vez que POR FAVOR, así en mayúsculas y como muy alto; nerviosos, cansados... que revisemos las cabezas de nuestros saludables pequeñines.
Yo revisaba la de la mia, pero  nunca encontraba nada, y aunque, ya si, veía la plaga como desde lo alto de una torre, como un ejército de trolls que llegan a destruír la ciudad, aún me creía a salvo en mi habitación de la torre.

Me sentía una privilegiada. Sí, tal cual, llegados a este punto en el que parecía que el 99% de los compañaeros de clase de Manuela estaban infestados de piojos, yo estaba convencida de que la sangre de mi hija debía tener una sustancia que, por alguna razón, no le molaba nada a los piojos. Oye, quien sabe, igual eran unos sibaritas. Pero es que a Manuela no le pican los mosquitos en verano, y yo, quería creer mi teoría de la sangre con mal sabor.
Pero todo esto cambió. Mi mundo tal y como lo conocía, con mis preocupaciones de higiene normales dieron un vuelco de 180º, el miércoles después de las vacaciones de Navidad. Manuela salió del colegio, yo la abracé, le di un beso como siempre y de repente mi vista se detuvo en su negra cabellera. Y ahí estaban. Cientos, quizá miles... diminutas y blaquecinas, agarradas a sus finos pelos como si no hubiera mañana... las LIENDRES. Y sólo al escribir estas palabras empieza a picarme toda mi enmarañada cabeza.
Miré a mi alrededor, un poco avergonzada, sin saber muy bien porqué, porque por lo visto Manuela debía de ser la última en caer... la Will Smith de su clase, pero por fin lo habían conseguido y habían invadido esa virgen cabecita.

Salimos del colegio y me detuve en el semáforo, ahí, claramente, logré ver tres piojos que se daban una vuelta alegremente, con sus minúsculas patitas y sus asquerosos cuerpecillos entre los pelos de mi hija. Los intercepté a los tres y los espachurre con mis propios dedos.
Para entonces Manuela parecía incluso feliz, creo que le hizo ilusión tener piojos. Eso de lo que tanto hablaban pero que nunca había experimentado; al otro lado del paso de cebra de Fuencarral se encontraba su padre con Rita y ella gritó feliz con todas sus fuerzas: ¡PAPÁ, TENGO PIOJOS!, sin poder contenerse en dar la noticia por lo bajini, como pensaba hacer yo.
Y ahí comenzó todo.
Lociones, liendreras, film transparente para envolver cabezas, truquitos, picores... ya no puedo mirar a mis hijas sin que mi vista haga un exhaustivo escrutinio entre sus pelitos. Soy capaz de ver liendres mientras les digo lo mucho que las quiero, miro las cabezas de sus amigas con desconfianza y autoafirmación...



Mi amiga S, que no tiene hijos pero si una infancia con persistente presencia de piojos, está convencida de que todo forma parte de un cruel y efectivo plan de márketing directísimo de la industria antipiojos. Mi padre que es muy fan de las teorías conspiradoras está completamente de acuerdo. Y yo, así os lo digo, pues también. Porque si no, ¿qué sentido tiene que sean sólo los niños los que sufran las plagas piojiles?, ¿por qué no dan el primer día de universidad las mismas fotocopias que me dan a mi en infantil para saber como actuar en caso de encontrar piojos?, los universitarios también comparten clases, intimidades, abrazos...  ¿Por qué en los festivales de música a parte de las típicas prevenciones de sexo seguro y cuidadín con el alcohol no te avisan también de lo incómodo que es pillar piojos? Porque si en el Primavera Sound uno no pilla piojos pero en un cole público -o privado, que en esto de los piojos lo que pagamos lo padres a final de mes no les importa lo más mínimo- del centro de Chamberí caemos todos, pues a mi hay algo que no me cuadra...
 ¿Estos no pillan piojos?
Así pues, sólo me queda lanzar un desesperado llamamiento: señores de OTC, Neosistrín, Arkopharma, Bexamil, Mitigal, Parasitrín, Filvit, Paranix, Fullmarks... dejen esa perniciosa estrategia de lanzar piojos en los patios de los colegios. Por favor se lo pido.

5 comentarios:

  1. Decía el amigo de una amiga de un tipo que conocí en el parque de las amigas de las niñas, que los piojos son los padres...
    Y así me quedé, no supe más de el :(

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  2. y tú no has tenido también??? xq mi Manuela los pilla más alegremente que un resfriado y yo también en consecuencia...más de 3 meses así...yo, a la antigua, corté pelos y en cuanto a mi misma recurrí a lo más químico de la farmacia de mi barrio de Múnich con peligro de perder mi cabellera...pero lo conseguí!!!! aunque desde q he leído tu post, me pica la cabeza!!!!!!!!!!!!

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  3. Si! yo creo que también los pillé, porque me picaba todo a más no poder, ahora que no sé si era psicosomático o si tenía piojos, porque ponte tu a buscar entre mis alocados rizos. Por si acaso me eché loción y me teñí el pelo... y me ha dejado de picar...

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  4. Hola amigos,mi nombre es Lola.Yo también soy madre y también sufri los piojos.Sin animo de hacerme publicidad,me gustaría que vierais éste revolucionario tratamiento inocuo y 100%efectivo.Es una maquina que en USA está en los colegios por ley
    http://esp.airalle.com/ .La descubri hace un par de años y he abierto una peluquería en Madrid donde hago el tratamiento.Ayer justo la ultima despedida de una mamá(los tenían ella y su hija) fue "gracias me has salvado la vida" jajajaja totalmente desmedida,pero cuando yo pase esta tortura de los pipis creo que hubiera dicho lo mismo de conocer éste nuevo tratamiento.Tambien curiosamente he tratado a farmacéuticas y sus hijos y a nietos de farmacéuticos....Curioso.Os invito a conocer mi pagina web www.joopikids.es De verdad me gustaría que no lo vierais como algo publicitario si no con animo de colaborar en la erradicación y sin químicos.Me podeis llamar al 910 184 937 si quereis solventar alguna duda.
    Animo!!!!!

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