GLÜCK, niños con suerte: noviembre 2012

Conocí a Guillermina al año más o menos de abrir ¡glück!. Guillermina tenía una hija y un hijo (Bruno y Viola) en la guardería de Cloe, la hija de mi amiga Julieta, con quien inicié el proyecto de ¡glück!, y nos enseñó una pequeña marca de ropa para niñas que hacía que se llamaba Coquito. Nos encantó y empezamos a traerla a ¡glück!. La conocí personalmente en Berlín y me pareció una de esas mujeres con una fuerza y energía apabullantes. "Me voy de viaje" me contó entonces, "y ya tengo varias temporadas diseñadas". "Nos embarcamos todos (sus dos hijos de entonces 3 y 5 años, y su pareja) en un velero y vamos a dar la vuelta al mundo", ¿perdona?. "Si, lo hacemos ahora, porque cuando Bruno cumpla 6 años tendrá que ir al colegio, así que tenemos que hacerlo antes de ese momento".
Mantengo una relación epistolar con Guillermina, le pregunto por temas de la colección y ella me contesta cosas como: "te escribo desde las islas KUNA YALA, una comarca indigena cerca de la costa de Panama, y tenemos ahora internet pero hacia semanas que estamos desconectados", o "te mando el catálogo de primavera, mañana zarpamos hacia Galápagos", o la última "hace poco chocamos contra un banco de corales y estamos viendo como seguir con nuestro viaje, por suerte no nos pasó nada a nosotros, pero fue en medio de la noche y nos rescataron en un helicóptero ¡¡No sabés qué aventura... puff!".
La vida de Guillermina y su familia me parece increíble. Incluso si lo hiciera sin niños ya me parecería increíble. Este tipo de decisiones, ese saber vivir aventuras sin miedo, acumular emociones y vivencias, aprovechar la vida al máximo... Admiro a Guillermina, y admiro a toda su familia, con su determinación y su falta de miedo. Y creo que todos deberíamos conocer la aventrua de la familia en su Rancho Relaxo (así es como han llamado a su velero), es por eso, que le he hecho unas preguntas, ya no sobre su colección, sino sobre su vida en Rancho Relaxo, para que nos cuente a todos, cómo está siendo esta aventura.

MARÍA: ¿Cuando y cómo se os ocurrió la idea?

GUILLERMINA: Un día que yo estaba en Argentina con Bruno y Viola (recién nacida) y hacía un mes que no nos veíamos, David me llamó por teléfono y me preguntó ¿te gustaría dar una vuelta al rededor del mundo conmigo en un velero?... un suspiro más tarde me salió del alma "¡claro que sí!". Esto fue en el 2009. Y en realidad David siempre había querido salir navegando sin destino fijo, y en ese momento leyó un libro de una familia que lo había hecho, también con chicos chiquitos, y pensó que nosotros también lo podíamos hacer. Y para mí, simplemente respondio a un antiguo sueño que ya casi había olvidado.

M: ¿Tenéis alguna experiencia previa navegando? ¿es necesario algún tipo de entrenamiento especial para hacer un viaje como este?
G: David sí, pero no tanta... durante varios años, en verano se encontraba con sus amigos de la infancia en algún puerto del Mediterráneo, y alquilaban un velero por una semana.
Yo no. Nada. Eso sí, apenas empecé a estar de novia con David, me invitó a una de esas semanas y navegamos con sus amigos por la costa de Croacia. Y luego, cuando planeamos partir, compramos el barco en 2010, y ese verano navegamos en familia 5 semanas en el mar Báltico. Y al verano siguiente, zarpamos rumbos al Oeste!. Lo que hace falta es una buena dosis de inconciencia mezclado a un instinto fuerte de responsabilidad (que se pone a prueba casi a diario).

M: -¿Cuanto tiene previsto durar y qué países estáis visitando?
G: Originariamente planeamos estar 3 o 4 años navegando. Ahora no estamos seguros, pero creo que si, que ese será nuestro tiempo "off". Hace un año y medio que partimos y aunque ya no nos queda más plata en reserva :) vamos a seguir otros 2-3 años. Ya atravesamos dos océanos, más de 14000 millas, y un montóoooooon de países, pero todavía no llegamos ni "a la mitad". Los planes cambian con la marcha. Sobre todo, el clima y los amigos nuevos hacen que nuestra ruta se reinvente con cada encuentro.
Nuestra ruta se llama tradicionalmente "la ruta de los pies descalzos"... nadie sabe bien por qué, pero creemos que es porque una vez que dejas Europa, podés tirar las media por la borda... (hace poco mirábamos con mi hija Viola, que tiene ahora 4 años, un libro con prendas de vestir, y le digo ¿qué es eso?, por un par de medias. Y me dice "eso... eso que se pone en los pies"). Y lo lindo de este trayecto, es que siempre vas atravesando océanos con los vientos aliseos, que soplan regularmente en una cierta época del año del este al oeste.
Países... buff !! muchos! ... (Viola, no dice "países", dice "isla" para referirse a otro país). Y es que en realidad, bueno, antes de cruzar el Atlántico estuvimos en Costa Rica, y pasamos un par de días en la Ciudad de Panamá, pero en realidad, desde las Canarias que sólo vivimos en "islas".
El recorrido fue el siguiente: salimos de Berlín en junio 2011 y llegamos al Mar Báltico por los canales y ríos que fronterizan con Polonia. Luego del Báltico cruzamos al Mar del Norte y paramos en Holanda, Bélgica y Francia, cruzamos el estrecho de la Mancha y en Inglaterra estuvimos en varios puertos, siempre acercándonos al punto más oeste posible para atravesar Vizcaya y hacer el camino más corto posible hasta La Coruña (es muy peligroso ese tramo). Después de ahí, dirección Sur con etapas en España, Portugal, Canarias y Cabo Verde, donde estuvimos un tiempo largo, porque es divino y fue el primer contacto con Africa para mis hijos. De ahí curzamos el Atlántcio, llegamos a Barbados, y luego Granada, Carriacou, St. Vincent, St. Lucia, Bequilla, Guadalupe, Antigua, Barbuda, República Dominicana, Guna Yala (las islas San Blas, que son una comunidad indígena autónoma más o menos dentro de Panamá), Panamá, Costa Rica, Galápagos, Polinesia Francesa... ¡ Acá estamos!

M: ¿Que tal están respondiendo los niños?, ¿os están sorprendiendo de alguna manera?
G: ¡A los niños les encanta ! Si no, no estaríamos acá todavía. Esa era una de las condiciones principales. Bruno (6 años) y Viola (4 años) aman el agua, no tienen miedo cuando navegamos, tampoco en las tormentas y les parece genial tener una escuela que se mueve, en la que se puede cocinar... o aprender a escribir con un palito en la arena. Quieren a su barco, y se adaptaron de a poco, igual que yo, pero ahora es la vida plena a bordo. Tienen pocos juguetes, pero bajo el agua descubren "la ciudad más linda que vi en mi vida" (dixit Bruno en el archipiélago San Blas) y viven muchas otras experiencias existenciales maravillosas. A veces pienso que están poco con personas de su misma edad, pero también por esa razón, apenas se hacen nuevos amiguitos es todo super intenso, y al cabo de unas horas son íntimos. También con personas adultas desarrollan relaciones fuertes y duraderas.
Lo más difícil es saber si estamos haciendo lo correcto. ¡Pero ellos están felices! Y cuando me doy cuenta de que probablemente sus primeros recuerdos sean en el velero, al aire libre, y en medio de las más diversas culturas... creo que así, que está bien así.
Nos sorprenden diariamente, como todos los chicos a esta edad. Pero por ejemplo, hace unos meses los "espié" mientras jugaban con unas amiguitas americanas, y los escuché hablar en inglés ¡PERFECTO! No sé cómo, pero ahora mis dos hijos hablan inglés además de español y alemán. Y de manera general, bueno, son medio salvajitos, y en ese sentido también nos sorprenden... como el otro día en que estábamos tomando algo en un bar, y había una palmera en medio de las mesas, y a mi hijo se le ocurrió que no necesitaba ir hasta el baño... Pero no, sin exagerar, no creo que se hayan olvidado de la civilización, es que a veces dicen cosas divertidas y están muy curiosos por saber por ejemplo cómo es una escuela... eso es en este momento es un graaan misterio.

M: ¿Que os decían cuando hablábais de vuestro viaje?
G: Sorprendentemente, nadie nos dijo que estábamos locos (claro, es que ya lo sabían de antes). Bueno, sí, nuestros padres... pero no muy en serio. En realidad, si bien les dió mucha pena la idea de no poder vernos durante tanto tiempo, nos apoyaron desde un principio. Por ejemplo mi mamá, apenas se lo contamos, se echó a reír, y me dijo que le parecía lo mejor que podíamos hacer. Incluso adivinó el nombre que le queríamos poner al barco "Rancho Relaxo Of The Seas". Yo creo que nuestros padres no nos creían al principio, y a medida que se acercaba la partida empezaron a mostrar signos de preocupación y por ejemplo nos regalaron un teléfono satelital con el que se puede hablar desde cualquier lado, incluso desde el medio del océano...
Y nuestros amigos estuvieron encantados con la idea desde siempre. Bueno, claro, algunos nos confesaban que ellos no se animarían, otros se preguntaban cómo íbamos a hacer con la escuela, otros cómo íbamos a hacer David y yo para no matarnos en el camino...

M: ¿Como lo financiais?
G: ¡¡Ja!! ¡¡buena pregunta!! Sobre todo ahora, que estamos "a seco" y que acabamos de chocar contra una barrera de corales y por poco perdemos nuestro barco... En todo caso no lo vamos a poder arreglar, porque signifiacaría pasarnos uno o dos años en puerto y no es eso lo que nos imaginamos de un viaje en familia. Ahora encontramos un barco nuevo, y nuestros padres y nuestros amigos se juntaron y nos permitieron comprarlo para que sigamos la aventura.
La realidad es que cuando vivíamos en Europa David hizo una empresa con tres amigo suyos, les fue rebien, él vendió su parte y con eso nos financiamos el barco y el viaje... hasta aquí. Ahora me toca a mi y a COQUITO rescatar nuestro sueño y permitirnos seguir adelante. Más que justo.

M: ¿Cuales son las mejores cosas que sacáis del viaje y cuales son las peores?
G: Las mejores son, de una, la vida al aire libre TODO el día y el contacto con la naturaleza... ver animales alucinantes en su habitat. Ballenas en el medio del océano, delfines tan cerca que casi los podemos tocar y que nos acompañan durante horas en algunas travesías, o por ejemplo el otro día Bruno se tiró al agua con el snorquel y ¡¡vió un tiburón!! volvió al barco, esperó unos minutos, y ¡se volvió a meter!. Pero también cosas locas como cangrejos ermitaños que se hacen su casita en una tapita de botella de plástico.
Y yo creo que lo mejor en términos existenciales es la vida en familia sin obligaciones externas y creciendo juntos. En realidad, hacemos lo que queremos todo el tiempo :). O casi casi (de vez en cuando tenemos que ir al mercado). Y como en esta etapa de sus vidas, a los niños todavía les gusta estar con nosotros todo el día... ¡lo aprovechamos!

Las peores, sin lugar a dudas, es que extrañamos inmensamente a nuestros amigos, hermanos y "abuelos"... ya varios vinieron a visitarnos, pero igual,... el no poder levantar el teléfono y decirle a una amiga "vamos a tomarnos una cervecita" o por ejemplo en los momentos difíciles, como el que acabamos de pasar, no poder tenerlos cerca. Aunque también es un gran consuelo estar en contacto a traves de internet. David lleva un blog muy actualizado, y la verdad es que nos conmovió ver la reacción de nuestros conocidos cuando encallamos. Incluso de desconocidos que nos alientan a seguir el viaje y que nos cuentan que desde sus cotidianos siguen nuestros periplos y viven "con nosotros".

Pues lo dicho, Gui, que me encantas, tu y toda tu familia y me pareceis todo un ejemplo de que la vida está para vivirla como uno quiere. ¡Buen viaje marineros!
Podéis seguir las andanzas de esta familia es su blog: Rancho Relaxo of the Seas

Aquí os propongo unos cuantos modelitos chulis y cómodos que podréis adquirir fácilmente en ¡glück!. Ya me diréis que os parecen.

Leggins de Picnik con sudadera Popupshop, bajo un calentito abrigo Kitipongo de lana de espiga y un gorro de lana de Pickapooh, aderezado con una casita de cartón de Kids on Roof.

Baggy leggins Popupshop con dulce camisa de algodón de Mío, coronoado con un turbante handmade y una maravillosa capa de lana de espiga de Kitipongo. Acompañado de triciclo.